sábado, 12 de septiembre de 2009

La primera entrada

Una vez te atreves a entrar en el Museo del Traje en Madrid, superas todas verguenzas feministas posibles. Es como cuando te sientas en una cafetería tranquilamente, abres tu Vogue recién comprado y no sientes ningún pudor por pensar si ese caballero, joven o chico de al lado pensará que eres una mujer intelectual liberada o una superficial "maruja". Es lo que tiene hacerse mayor. No te importa lo que piensen los demás.
Justo en la cafetería de este museo, he conocido esta mañana, de casualidad (aunque si lo pensamos bien las casualidades no existen) a una mujer madura de unos 60 años. Aspecto estupendo, juvenil y lleno de vida. Viuda desde hace 2 años, pero viajando por el mundo como si la vida nunca le hubiera azotado. Interesante actitud. Interesante visión de la vida. Interesante que una mujer entrando en la tercera fase de su vida, consiga transmitirle a una persona que entra en los 40, ilusión y ganas de vivir. Interesante pararse a hablar con personas de otras edades ajenas a tu mundo, de vez en cuando.
En cuanto al Museo del traje, merece la pena pasar de prejuicios y adentrarse en otras épocas, otras experiencias, otras formas de pensar, otros estilos de vida, tan ajenos a los nuestros en la actualidad. No solo en El Prado se puede disfrutar de la belleza, el arte y la cultura.
Espero que os atreváis a cruzar el umbral.

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