Justo en la cafetería de este museo, he conocido esta mañana, de casualidad (aunque si lo pensamos bien las casualidades no existen) a una mujer madura de unos 60 años. Aspecto estupendo, juvenil y lleno de vida. Viuda desde hace 2 años, pero viajando por el mundo como si la vida nunca le hubiera azotado. Interesante actitud. Interesante visión de la vida. Interesante que una mujer entrando en la tercera fase de su vida, consiga transmitirle a una persona que entra en los 40, ilusión y ganas de vivir. Interesante pararse a hablar con personas de otras edades ajenas a tu mundo, de vez en cuando.
En cuanto al Museo del traje, merece la pena pasar de prejuicios y adentrarse en otras épocas, otras experiencias, otras formas de pensar, otros estilos de vida, tan ajenos a los nuestros en la actualidad. No solo en El Prado se puede disfrutar de la belleza, el arte y la cultura.
Espero que os atreváis a cruzar el umbral.
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