martes, 27 de mayo de 2014

“Comido, llorado y cagado”

Mi padre además de gran persona, es un gran contenedor desbordado de refranes.
Uno de los que siempre mencionaba cuando era pequeña y que nunca entendía era “A esta casa se llega comido, llorado y cagado”.
A los diez años pensaba que esta frase era literal  y con el tiempo me di cuenta que seguía siendo literal, pero con un pequeño matiz.

Ahora imaginemos que esa casa es nuestra propia persona y que a esa casa llegan invitados. Unos invitados que pueden ser tu familia, amigos, pareja, hijos, etc.
Evidentemente esos invitados, como todos los seres humanos, traen sus miserias personales. Pero la única diferencia es que esas miserias las depositen en tu casa y se larguen o que las compartan, te pidan ayuda y se unan generosidad y colaboración para que ninguna de las partes se sienta como un miserable.
Esto último, siempre es mi intención, pero a veces no coincide con la del invitado.

Los caníbales, son esa especie que llega a tu casa con hambre y arrasa todo lo que hay en la nevera. Si es un vampiro te hackeará la wifi y te dejará sin conexión. Si es un zombi se comerá tu colchón para que no puedas echarte a dormir y soñar con tu vida.

Los victimistas son la especie desnatada, pero no por ello menos peligrosa. Te llorarán y te manipularán. Llegarán con su camión cargado de frustración y te lo soltarán en mitad de la cocina. Intentarán pintar tus maravillosas paredes de color rosa, con el tono más negro de la paleta. Inundarán tu casa con sus propias lágrimas y te dejarán empatanado.

Los acojonados llegan, se cagan en mitad de tu salón y se largan. Lo podrían hacer en el baño, como todo el mundo, pero no. Su mayor placer es inundarte con sus miedos personales de mierda en el lugar más expuesto y visible de tu persona. Para que no se te olvide.

He conseguido diseñar una estrategia para cada uno de estos sujetos invasivos.
Cuando noto el primer mordisco de un caníbal, le pongo una hélice a mi casa y salgo volando.
Si me encuentro con un victimista, coloco un chubasquero a mi casa y la hago impermeable.
Los acojonados son los más difíciles de predecir porque sus miedos permanecen ocultos. Si aparece un acojonado y ha conseguido cagarse en mi casa, le devuelvo su caca que para eso están sus tuberías. Para soportar su mierda.

Con el paso del tiempo, he llegado a comprender que tienes que mantener tu casa limpia de invitados caníbales, victimistas y acojonados.

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