Oculta en oleajes de plata
me deshago de mis cadenas púrpuras
y por paredes que arañan mis tejidos vírgenes
me lanzo al borde del precipicio.
No entiendo el lenguaje de estos nuevos dioses.
Parece que quieren que diga algo
e insisten torturando mis extremidades,
hasta que consiguen de mi algo ronco.
Recibo pitidos y voces desconocidas
con un sentido nuevo que estoy descubriendo
y con un frío helador que se calma en el regazo
de una voz familiar.
En este nuevo planeta todo es raro,
las luces que veo ya no me hablan,
y son calientes pero sin corazón.
Se me ha olvidado todo.
Intento recordar, pero ya no es posible.
¿Por qué estoy aquí ahora?
Me llena una sensación de vacío
Y mil preguntas sin responder.
Este no es mi hogar.
Y se que me convertiré en una vagabunda
hasta que vuelva a él.
hasta que vuelva a él.
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