Llevaba una vida bastante anónima.
Esperaba y esperaba a que un número entrase en su blancura
profunda.
Unas veces engordaba, otras se hacía delgada como una línea
e incluso llegaba a desaparecer.
Los números tres, siempre eran sus favoritos. Pero
el verdadero éxtasis llegaba cuando el número era tan enorme que se
transformaba en una almohadilla y entonces se convertía en un escondite secreto
perfecto.
En general se llevaba bien con todos, con los puntos, las
comas, los asteriscos, los paréntesis, las cruces, los guiones.
En ocasiones, se divertía con los colores. Sacaba un rojo,
se quedaba muy quieta y esperaba las reacciones. Otras casillas la criticaban
mucho por eso.
También estaba enamorada. Había una casilla, dos filas más
allá que siempre sacaba números primos y eso a ella la ponía muy elástica. Hay
que aclarar que para una casilla Excel de su categoría era algo sorprendente.
Ninguna otra casilla le había sacado nunca de su rigidez.
Lo único que desencajaba a esta casilla tan cuadriculada era
la palabra ERROR. Por mucho que apareciera no llegaba a acostumbrarse.
Pero un día descubrió algo sorprendente.
Lo cierto era que cada vez que aparecía la temida palabra,
todo desaparecía por arte de magia y volvían a aparecer cosas nuevas.
Por eso tomó una decisión: provocaría la palabra ERROR, una
y otra y otra y otra y otra vez. De esta manera nunca dejaría de divertirse.
Y sería una la casilla Excel sorprendida por siempre jamás.
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