Antes de que el universo se expandiera, vivían un grupo de
estrellas que tocaban en una banda de rock interestelar que se hacía llamar
“LasMuyJuntas”. Cada una emitía una vibración diferente que en conjunto sonaba
como eso. Como rock de otros mundos.
Una tocaba la justicia y siempre daba en el clavo de
cualquier nota.
La que tocaba la paciencia era la que siempre se retrasaba
del grupo, y la que manejaba la valentía siempre le echaba la bronca.
A la sinceridad siempre le constaba entonar, porque era la
que más vergüenza tenía a la hora de
sacar sus dotes musicales, pero su compañera lealtad siempre le animaba mucho
porque sabía que era muy valiosa.
La pasión, la admiración y el humor, siempre se querían
sentar juntas, incluso se reservaban el asiento cuando una de ellas tardaba más
de la cuenta en tomarse el bocadillo del descanso.
De igual manera sucedía con las encargadas de tocar el
respeto, el compañerismo y la tolerancia. En este caso, incluso, cuando una no
llegaba las otras eran capaces de sacar sus notas musicales.
Pero de entre todas, en esta gran banda de rock, había una
muy especial y era la encargada de tocar la empatía. Este instrumento, le
sacaba un color y un brillo al tema final que ninguna otra podía conseguir.
Y un día el universo se expandió separando a este gran grupo
y repartiendo a cada uno de sus miembros por todo el mundo estelar.
Cada una de ellas encontró nuevas compañeras de grupo, pero
ya no era lo mismo.
Nunca llegaban a entonar con tanta delicadeza ese tema único
que ellas llamaban “Amor”.
Entonces sucedió algo extraordinario.
La empatía cansada de vagabundear de estrella en estrella,
sin que ninguna de ellas pudiera sacar su brillo, emitió una vibración tan alta
y tan profunda que llegó hasta el quinto hemisferio norte, donde la valentía y
la paciencia estaban tocando en un chiringuito de mala muerte.
Escucharon sorprendidas a la empatía y subieron su volumen.
De esta forma, en cadena y una detrás de otra, empezaron a
tocar sus vibraciones y crear un acústico que resonaría en todo el universo.
El esfuerzo fue enorme, pero su alegría tan grande, que
decidieron conceder de vez en cuando y en exclusiva, conciertos de “amor”.
Conciertos que llegarían solo a algunos privilegiados de
este gran universo interestelar.
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