martes, 13 de mayo de 2014

El espectro

“¡Estoy aquí, estoy aquiiii!”
Nada.
Un monólogo en formato no respuesta me persigue en este plano de antimateria.

“¡Oye, no te cueles en mis pulmones!”
Nada.
La densidad carnosa me ignora y me traspasa como al humo de un puro cubano.

“¡Mira! Puedo sacarme un ojo y volvérmelo a poner”
Nada.
La extravagancia carnicera no invita a mediar palabra.

“¿Has visto que está tu prima la que murió hace diez años?”
Nada.
Ni la prima, ni la tía, ni la abuela, ni un perro que ladra a mi lado como de morder.

Esta conversación fantasmagórica empieza a aburrir al espectro.
Y decide morir, para volver a nacer.

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