sábado, 12 de septiembre de 2009

Cara de pez

Un día cualquiera y sin saber por qué, un hombre se despierta, se enfrenta al espejo y escoge el maquillaje de la ira para pasar ese día, como un día cualquiera.

Se abre camino con su máscara, atropellando la vida de los demás y llenando con su propio pintalabios rojo sangre, sus propias palabras.

Los demás, se defienden, unas veces inocentemente y otras arrancando de la piel del hombre restos del colorete a juego con sus labios.

Este agresor eventual, no esta teniendo un buen día, o mucho peor, ni siquiera esta teniendo un día cualquiera. Decide que sus pies le lleven hasta su casa, pero sus pies se rebelan, hoy no quieren aceptar órdenes y ¡menos con ese maquillaje!

El maquillaje se va yendo con el paso del día y no le quedan fuerzas para enfadarse con sus pies. Así que sin quererlo, se encuentra cara a cara con un estanque de peces. Lavarse la cara se le antoja una idea, al menos interesante.

Se arrodilla. El agua, en contacto con su cara y sus manos, va eliminando la identidad que había escogido para hoy.

El estanque comienza a agitarse, levantando pequeñas olas. El agua se ha puesto el maquillaje de la ira. Los peces empiezan a perder el ritmo de adelante, media vuelta y adelante. Sus ojos y sus bocas empiezan a redondearse y a abrirse. No salen de su asombro…¿Qué ha pasado?

Por eso, a la cara de sorpresa, se le llama cara de pez.

1 comentario:

  1. Hola Evita! me ha encantado tu relato, sigue escribiendo me gusta mucho como lo haces, una faceta tuya más que descubro, cada día me sorprendes más con todos los proyectos en los que te embarcas. un beso muy fuerte.
    Mandinga :)

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